He escuchado a algunos que dicen que el problema de Panamá somos los panameños, pero yo digo que si en Panamá hubiera sólo colombianos, estaríamos en guerra con algún grupo guerrillero, si fuéramos todos hebreos seríamos blanco terrorista, si fuéramos árabes, algunos de nosotros estaríamos aterrorizando al mundo y si fuéramos argentinos estaríamos peleando por las Malvinas.
Parece que el problema de ser panameño no es la razón de nuestros males. Apostaría que es la indolencia, sobre todo a los temas candentes de nuestro sociedad como el abuso de poder, la criminalidad y la falta de justicia.
Para algunos la política es una extensión de las actividades sociales, que bien empleada lo puede llevar a uno al poder, lo que significa el incremento del pecunio de cada cual. Para otros, la política es algo así como una enviada del mismísimo Hades, que sólo incrementa nuestras desgracias.
Para mí la política es el arte de gobernar con y para los desposeídos. Nuestro problema como nación es que la política está en las manos equivocadas. No veo sinceridad en los discursos presentes y pasados. Hemos sido secuestrados por nuestra propia ignorancia al llevar al poder a gente egoísta. Llevo más de tres elecciones votando mal, no es porque crea en cantos de sirenas o porque el inmortal Zeus haya decidido favorecerme con la visión del futuro. Simplemente he votado por el que me pareció menos malo. El Oráculo de Delfos parece estar muy distante en la historia como para que no me equivoque otra vez.
Si hay algo que sí podemos hacer como ciudadanos es agruparnos para exigir un mejor gobierno. El problema de agruparse es la elección y la credibilidad de los grupos existentes. No la tienen. ¿Qué haremos entonces? ¿Quedarnos de brazos caídos? Pues no, sugiero la creación de nuevos grupos que hagan valer el voto ciudadano. Quién se apunta?