Buenos días, mis estimados amigos! Existe una verdad de a puño, una
realidad social que no podemos negar. Los derechos humanos son
defendidos de manera clasista, elitista y dejando a la inmensa mayoría
del mundo, fuera de ellos. La gente tiene derecho a la vida, pero aquí
matan a Juan Pueblo, todos los días de Dios y la percepción ciudadana es
que no se le toma mucha importancia. Si un político prominente o una
persona de una condición social mayor fuera asesinada, saldría en los
medios televisivos, radiales, se harían debates para hablar sobre como
contener la ola de violencia, que no existe cuando el pueblo es el que
se muere. Tiempos difíciles, esos, donde uno sólo es más que una cifra,
sólo si tienes plata. Las personas tienen derecho a tener agua, un
derecho tan indispensable para la salud, que conmueve escuchar a una
señora decir que no se ha bañado en una regadera desde hace veinte años.
El derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones de la gente, debe
ser resguardado, pero jamás debe estar por encima de los derechos de las
mayorías, tanto en recursos que se esparcen como las hormigas, para
mostrar e investigar el delito, del cual fueron víctimas dos centenas de
individuos, pero los miles a los que se les arruina la salud por falta
del vital líquido, no parecen tener la misma acogida mediática, que los
que llegan muy orondos a posar ante las cámaras, porque se volvió un
artista de la noche a la mañana, ya que está en el selecto grupo de los
violados. Aquí hay gente que se le viola de verdad y si no,
pregúntenselo a los que están en los penales de este país, pero esos no
tienen voz y se considera normal que ocurra. Están privados de libertad,
pero no de sus derechos humanos. Nuestros gobernantes nos estupran el
alma, a cada rato, como cuando la ex reina de carnaval dijo a su llegada
a Figali, para la conmemoración del Centenario del Canal de Panamá, que
era una lástima que el pueblo panameño no cupiera en el tan mentado
centro de actividades varias...Nos deshonra un gobernante que ha pasado
veinteséis meses en un gobierno y decidió mirar para otro lado, en
cuanto se hacían los más viles robos al derecho de todos. Profanan la
memoria histórica de nuestros pueblos, los que no hicieron lo
suficiente, durante la masacre de Bocas del Toro y hoy, sin ningún
recato, se hacen llamar hombres de Dios. Promueven la desfloración
mental, manteniendo los escasos recursos para salud y educación, para
que la población que vota, no perciba las migajas que se les tira,
mientras ellos comen del festín temporal de la abundancia plena. Y si
bien María Antonieta nunca lo dijo, sólo nos falta que nos manden a
comer tortas, en vez de pan, porque no les cabe en la cabeza, que la
gente no tiene suficiente de nada. A medida que el forzamiento y el
abuso crece, también va creciendo la semilla de la dignidad y al grito
de BASTA comienza a mover piernas y brazos, primero lentamente, como
cuando el niño empieza a gatear, pero avanza y avanza como un tsunami de
indignación, que no dejará piedra sobre piedra en la muy mal llamada,
por el inquilino actual del Palacio de las Garzas, democracia plena.
Tened lindo día!
Profesora Isis de Vaz de Melo.
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