sábado, 23 de enero de 2010

Los Panameños nos Negamos a la Apertura del Tapón del Darién

Los Panameños Nos Negamos a la Apertura del Tapón del Darién.

Los motivos sobran en la mente del pueblo común y de los expertos, por la poca seriedad que le han dado nuestros gobiernos al cuidado del ambiente en otros lugares del país. Eso nos hace tener una amplia idea de lo que podría ocurrir en Darién si se abre una carretera por allí.

Colombia no ha sido capaz de resolver sus horripilantes problemas internos, ha perdido el control de partes de su territorio, ante el avance de la guerrilla y el narcotráfico. Sus problemas sociales son enormes. Realmente lamento la situación del hermano país, por sus caóticas consecuencias, pero Darién se convertiría en otro espacio más controlado por los narcoinsurgentes. Nuestro país no se merece ser una extensión del problema Colombiano, aunque ya nos toca sufrir algunas consecuencias por ser vecinos de la convulsionada nación.

Vivimos una etapa de violencia, sin precedentes, en nuestra historia patria y los criminales colombianos tienen mucho que ver con eso. La prostitución como modus vivendi se ha incrementado, como forma ilegal de ganarse la vida, de las personas que huyen de los males que aquejan a Colombia. El incremento en el paso de la droga proveniente de los vecinos, debería ser un suficiente disuasor para decirle no al proyecto, sin embargo, enumeraré algunos más:

Sería una condena a la biodiversidad de una selva rica y frágil. La carretera atraería más colonos panameños y colombianos, los cuales destruirían los bosques, sembrarían cultivos (muchos de ellos ilícitos), con la caza se extinguirían cientos de especies, muchas de ellas endémicas (es decir, únicas en el lugar), los terratenientes se apropiarían de las tierras de las comarcas indígenas, los cuales tendrían como opción volverse sus siervos o emigrar a las grandes ciudades en donde terminaría definitivamente su cultura y engrosarían los índices de pobreza del país. Por otro lado, por ella pasaría seguirían pasando y de manera multiplicada, el narcotráfico, los ilegales y la violencia.

A duras penas, Panamá ha podido tener un escaso control de la zona, lo que nos lleva a estar convencidos de que no tenemos la capacidad de proteger el área. Si los militares colombianos ayudaran, se extendería la guerra de Colombia hasta lo interno de nuestro país.
Algunas de las propuestas sugieren que la carretera o autopista, pueda ir bordeando por el oriente o el occidente de Panamá hasta Colombia. Si va por el Occidente, la vía sería mas larga y entraría a regiones vírgenes de la selva de ambos países, hasta el centro de Choco (Alto Baudo al sur de Quibdo.) que es donde se conectaría a un carreteable (vía sin asfaltar) para conectar ya al resto de América. Si va por el Oriente (lo mas conveniente) podría ir desde el Tigre en Panamá, hasta Ungia en el Uraba Colombiano; pero esta posibilidad tendría que ser bien revisada, ya que esta si atraviesa todo el tapón del Darien, perjudicando mucho la zona!!!

Aparentemente, construir la carretera más al norte sería la forma menos perjudicial para el país.

Otros apelan a que sea un proyecto de la ONU, con garantía y protección internacional tanto ambiental, como económica.

Sigo oponiéndome a su construcción, pienso que las pérdidas son superiores a las ganancias que podría traer este proyecto para el país. En todo caso, nada menor a un referéndum debería ser la base sobre la que se tome cualquier decisión.

domingo, 3 de enero de 2010

De fuegos artificiales y lavado de dinero.

Algunas personas se asustan, y con justa razón, por la etapa delincuencial que vive el país, reflejada en las estadísticas, los medios de comunicación y la floreciente actividad funeraria. Otros le temen al mundo espiritual, fantasmas, duendes, espíritus...Los menos a los extraterrestres. Yo le tengo miedo al narcotráfico y al lavado de dinero.

En la noche del 31 de diciembre de 2009, vísperas del 2010, el despliegue de fuegos artificiales no me dejó dormir y no fue por el ruido y el espectáculo, sino por lo que significaban. Hace algunos años atrás, la gente celebraba, pero no utilizaba ni la cantidad, ni el tipo de espectáculo que pudimos observar.

Los optimistas dirán que se debe a que el país ha crecido y el poder adquisitivo del panameño se ha incrementado. Otros dirán que se debe a la gran cantidad de inversionistas extranjeros que se han radicado en el país y que ha elevado la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Yo digo que ninguna de las anteriores. Creo que el despliegue de los artefactos pirotécnicos se debe a que el panameño común y corriente está recibiendo, de manera directa o indirecta, dinero del narcotráfico y del lavado monetario. Esto sí que me asusta, es más, me da pánico.

Es hora de que se pueda investigar de dónde proviene el poder adquisitivo del que hacen alarde personas que no ganan lo que gastan. La ciudadanía debe cooperar con estas investigaciones y denunciar, aunque sea de manera anónima, a los que sospeche, que incurren en el delito de enriquecimiento ilícito. Estas personas no tienen cuentas bancarias abultadas, pero ostentan carros, ropa y joyas más allá de sus posibilidades. Pagan siempre en efectivo y aunque vivan en barrios marginales, sus casas o apartamentos están llenos de lo último en tecnología.

Los criminales le están ganando la partida a la gente decente de este país, por la sencilla razón de que piensan que la vida fuera de la ley te permite vivir poco, pero bien.

Sigamos hablándole a nuestros hijos sobre estos temas, haga su labor ciudadana de denunciar los casos sospechosos y sobre todo escoja mejor a sus gobernantes.