sábado, 15 de mayo de 2010

Lula da Silva

Brasil, capitalismo temporal
José Brechner

En una entrevista concedida a El País, Lula da Silva reveló algunas de sus maniobras políticas que le hicieron exitoso. Como primera revelación, dijo que apuntaló el capitalismo para poder encaminarse al socialismo. Cómo si nadie se hubiese dado cuenta. Primero hizo que el ciudadano invierta en el país, y en la próxima etapa le robará su dinero. Esa es la fórmula progresista.

Le faltó decencia para admitirlo durante estos ocho años en que se crearon más de 14 millones de empleos, de los que se adjudicó su autoría, solo por dejar trabajar a la gente sin inmiscuirse en sus negocios.

La progresía descubrió que la libertad económica es la generadora de riqueza. Sin embargo no puede aceptar que siendo el capitalismo el sistema perfecto para el desarrollo, este se mantenga intocable. La ambición de dominio totalitario que tienen los socialistas, hace que una vez que se generó superávit, haya que quitárselo a quienes lo produjeron para avivar los subsidios populistas.

Aclaró que su relación con la Iglesia y los curas promulgadores de la Teología de la Liberación fueron su base de apoyo para llegar a las masas.

Lula, el comunista, ateo, marxista, usó de los prelados para obtener popularidad. Para ser falso y oportunista no hay como el manoseo político de la palabra divina. Dijo que trata a todas las religiones con respeto, porque Brasil es un país laico. Su cada vez más estrecha relación con los fanáticos musulmanes, seguramente es parte de su respeto sin preferencias. Manifestó que como Presidente es un ciudadano “multi-ideológico”, que se lleva bien con izquierdas y derechas por conveniencia.

Ahora que se va del gobierno, soltó la lengua y admitió que su juego fue por conveniencia. ¿Decidió mostrar franqueza o fue un acto fallido? Entre sus declaraciones afirmó: “Gane el que gane, nadie hará ningún disparate; el pueblo quiere seguir caminando y no volver atrás. Pero déjeme decirle que yo no veo la posibilidad de que perdamos las elecciones”.

¿Caminando hacia dónde señor Lula, hacia el capitalismo que sostuvo por conveniencia o hacia el socialismo que le daría un poder absoluto a su partido y su ministra? Si dice que el Partido de los Trabajadores no puede perder en las elecciones, es porque el fraude y las coimas vienen en camino. No dijo que va a ganar, que serían las palabras lógicas de un presidente saliente con tamaña popularidad. Sabe que el Brasil desconfía de Rousseff, la elección de la candidata fue equivocada, pero es muy tarde para cambiar.

En la más comprometedora de sus respuestas, dijo: “Necesitamos unas Fuerzas Armadas adecuadas para garantizar la seguridad del pueblo, mantener una política de defensa respetable. No queremos invadir ningún país, pero tampoco que nos invadan a nosotros”.

¿Quién invadiría al Brasil? Acaso, ¿Bolivia, Uruguay? ¡Ojo con Paraguay y Guyana! ¿Qué gran complot o mentira, entre todas las que tejió durante estos años, se encuentra detrás de semejante argumento? ¿Cuál es el programa militar que piensa desarrollar con Irán y Rusia?

Su acercamiento al presidente ruso Medvedev y al iraní Ahmadinejad son las alianzas más oscuras que se están gestando en Sudamérica, sin que absolutamente nadie haya dicho una sola palabra en ningún lugar del mundo. Brasil socialista es un peligro mortal para América del Sur. Pero el riesgo no es solo para sus vecinos, sino para los propios brasileños, que invirtieron todo en su país, confiados en el “capitalismo temporal” que sustentó el hipócrita Lula da Silva.
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Durante inicios de la década de los 80, cuando era una inocente estudiante universitaria tuve la oportunidad de entrevistar a "Lula" para un trabajo de sociología. En su bastión del PT, jamás podría apostar que se convertiría en el mounstruo político, social y mediático con que nos sorprendió. Creo sinceramente que se sorprendió así mismo.

Todos sabemos su historia, totalmente verídica, de sus orígenes como un individuo y dirigente sindical. Lo que tal vez muchos de los que viven fuera de Brasil no saben es que Lula era respetado incluso por sus enemigos. Su discurso coherente y directo, sin traumas innecesarios para la sociedad en sus protestas fueron ganando espacio no sólo entre la masa trabajadora, sino entre la clase intelectual y artística del país.

Logrando la presidencia en su tercer intento,( no llegó antes porque los militares aterrorizaban a la población endemoniando al comunismo y todos sus seguidores)inicia una era nueva para el país. Los pobres y desposeídos tenían un representante, tenían presidente. Se han logrado hitos históricos en materia de empleo y beneficio social para las clases populares sin que los capitalistas se sintieran amenazados. Obra de un genio que pasará a la historia como el que pudo conciliar, al menos por un tiempo, los intereses de los que menos tienen sin menoscabar el capitalismo imperante en el país.

Hago esta introducción para referirme a nuestro socialismo criollo, sus vínculos con los militares y sus coqueteos con la anarquía.

En su momento los militares los usaron como elemento disuasor para que los norteamericanos no intentaran ir más allá de lo que a los gorilas les convenía. Me refiero a los intentos de control por el poder y el total encubrimiento de delitos que se dio durante esa oscura época.

Transformados, en su mayoría, en una izquierda anárquica, que pierde cada día simpatizantes por sus métodos violentos, los comunistas panameños están en decadencia. Necesitan revisar su agenda y métodos de lucha. Dejen de ir a Cuba y tómense unas clasesitas con Lula al son de la samba y la caipiriña.