sábado, 31 de agosto de 2013

Las ventajas de la pobreza Profesora Isis de Vaz de Melo.

Si usted nunca ha sidopobre, se habrá perdido una de las experiencias más gratificantes de la vida ysiempre le faltará en su “curriculum vitae”, la creatividad del que no tienenada. Se habrá perdido lasatisfacción de ser creativo. Como decía mi tío:”En mi casa, se comen dos tiposde desayuno: muerdo el pan y me tomo un buche de café o le abro un hueco al pany hecho el café adentro”. Mi tío, Alcides, era algo trigueño y siempre seburlaba de mi mamá, por ser ella muy pálida: “amarilla”, le decía con crueldad,“eres una amarilla”. Al ser debidamente corregido por mis abuelos, encontró lamanera de hacerle sentir mal, de igual forma, buscó un cartoncito de coloramarillo y siempre que no lo veían, se lo mostraba a mi mamá. Mi tío, que en paz descanse, fue despedido enel gobierno militar. Demandó al estado y en medio de armas y amenazas, ganó la demanda, por haber sido despedidoinjustamente. Es que la pobreza trae una dosis extra de valor. Si no hubieransido pobres, mis padres nunca habrían sabido el valor de lo que es compartir loque les hacía falta. Si no hubieran sido pobres, no habrían caminado debajo de la lluvia, conlos pies descalzos. Si no hubieran sido pobres, no habrían hecho carretas ybueyes con latas vacías y no habrían visto que un perro puede convertirse envegetariano, cuando lo único que había para comer, eran mangos de los que caíande los árboles. De no haber sido pobres, no valorarían lo que significaba paraellos, cuando alguien decidía ser generoso. La pobreza, traíaelementos extraños, para nuestros días. Mi bisabuela, era salinera, salía en sucaballo, todas las mañanas, en tiempo de zafra, para ver cómo iba aquello ytrabajar como cualquier hombre, ya que quedó viuda muy temprano. De vuelta acasa, tarrayaba en un lago cercano y llevaba a casa sardinas, piponas y algunoscamarones, que serían la única comida del día de la familia de mi mamá. Mi mamárecuerda esos tiempos con añoranza y recuerda aún la decencia y respeto de cómoera conocida mi bisabuela. Antes de morir, le hizo prometer a mi mamá que laúnica que la vestiría sería ella. Nadie debería ver sus partes. Eran tiempos mássencillos, de gente amable, de gente buena, de panameños increíbles. Son partede mi historia, de mi legado, de lo que espero trasmitir a mi hijo, su herenciacultural y oral, para que no se olvidede donde salió.