lunes, 8 de febrero de 2016

De la casta privilegiada...

Buenos días, mis estimados amigos! Vivimos un país, donde al votar, le damos el poder a ciertos elegidos, de decidir quienes van a la cárcel y quienes no. El sistema no funciona por su alto grado de corruptibilidad y la presidencia del país, tiene un poder casi absoluto. Esos gritos de campaña de que era un hombre de Dios, un hombre justo, recto y honesto, hacen un eco, que cuesta regresar y es que cuando la derecha se enquista en un pueblo no quiere salir. Hemos votado por nuestros verdugos, los que nos tratan como ganado, no tenemos agua suficiente para consumo, el sistema de transporte es un caos y los salarios no alcanzan para comer. Por ellos votamos y por ellos sufrimos. A ellos los armamos, porque con el pago de nuestros impuestos se compran armas para reprimir al pueblo, cada vez que este decide protestar por lo que no es justo y lo que no está bien. Le dimos licencia para que nos masacren, para que nos piquen el alma en picadillo y luego se la dan de comer a los perros, porque se burlan de tu dignidad, de tus necesidades y no les importas más que lo suficiente para que sigas produciendo en sus empresas. Es una masacre sostenida y calculada de casi cuatro millones de habitantes que tiene este país, pero nos matan de manera selectiva. Los muertos son planeados, con la falta de medicamentos, de atención en los hospitales y centros de salud, al mantener castas privilegiadas y de no proveer de insumos necesarios a estos establecimientos para que la población sobreviva. Languidecemos, no vivimos y creo que esta será una de las últimas odas de quien sabe que a la vuelta de la esquina, me mata el chofer de un diputado, que saldrá absuelto o a tu hijo, lo mata un ex-ministro de salud y se reirá en tu cara cuando le reclames, porque como ignorante te tratará. Sal a la calle y estás muerto, regresar es una gran aventura. Quién vive, unos cuantos o todos nosotros? Tened lindo día!