viernes, 2 de julio de 2010

Entre Costa Rica y Colombia

El Parlamento Tico aprobó ayer la entrada a su territorio de 46 navíos artillados y también se esperan 200 helicópteros, todo esto será tripulado por unos siete mil infantes de marina del Ejército de los Estados Unidos y permanecerán en el vecino país por unos seis meses.

El esquema de patrullaje conjunto para luchar contra el narcotráfico, fue la manera como Costa Rica, ha disfrazado la ocupación de su tierra por un ejército extranjero. Algo, pero en mayor escala, es lo que ha ocurrido en Colombia.

Se que muchos se disgustarán por lo que escribiré a continuación, pero a pesar de no ser especialista en juegos de guerra ni tener rango militar, veo la situación de Panamá bastante delicada, ante esta realidad. Se me ocurre que los narcotraficantes colombianos usarán, de aquí en adelante, nuestro país como refugio temporal, trayendo mayores males de los que tenemos hasta ahora. No faltará quien diga que siempre lo han hecho, pero tampoco debemos olvidar que nunca antes ellos habían tenido tanta presión internacional, así que usar a Panamá como refugio, se tornará más frecuente.

Por décadas, Panamá se ha mostrado incapaz de controlar esta situación y hemos visto como ha empeorado en los últimos años. En los últimos meses se han dejado de encontrar las toneladas de droga que llenaban los titulares de los medios de comunicación, pero me pregunto si no se encuentran porque hay mayor control o porque los narcotraficantes se volvieron más astutos.

La sangre que tiñe las calles de nuestro país clama desde la tierra empapada por una solución rápida y eficaz. Es aquí donde debemos plantearnos seriamente si debemos permitir la entrada de los norteamericanos para que nos ayuden a combatir lo que no podemos.

Ya puedo escuchar las voces en contra de esta propuesta. He oído toda clase de ideas para intentar luchar contra la violencia y el narcotráfico, pero casi ninguna nos da soluciones a corto plazo y esto en el caso de que el gobierno de Ricardo Martinelli decida adoptarlas.

La soberanía, vista desde el punto de vista de algunos, es un raro manjar que estamos comiendo con sangre. A todos los que no tenemos esas tendencias vampirescas, les pido que reflexionemos en todos estos acontecimientos para que tomemos la mejor decisión para el país