domingo, 3 de enero de 2010

De fuegos artificiales y lavado de dinero.

Algunas personas se asustan, y con justa razón, por la etapa delincuencial que vive el país, reflejada en las estadísticas, los medios de comunicación y la floreciente actividad funeraria. Otros le temen al mundo espiritual, fantasmas, duendes, espíritus...Los menos a los extraterrestres. Yo le tengo miedo al narcotráfico y al lavado de dinero.

En la noche del 31 de diciembre de 2009, vísperas del 2010, el despliegue de fuegos artificiales no me dejó dormir y no fue por el ruido y el espectáculo, sino por lo que significaban. Hace algunos años atrás, la gente celebraba, pero no utilizaba ni la cantidad, ni el tipo de espectáculo que pudimos observar.

Los optimistas dirán que se debe a que el país ha crecido y el poder adquisitivo del panameño se ha incrementado. Otros dirán que se debe a la gran cantidad de inversionistas extranjeros que se han radicado en el país y que ha elevado la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Yo digo que ninguna de las anteriores. Creo que el despliegue de los artefactos pirotécnicos se debe a que el panameño común y corriente está recibiendo, de manera directa o indirecta, dinero del narcotráfico y del lavado monetario. Esto sí que me asusta, es más, me da pánico.

Es hora de que se pueda investigar de dónde proviene el poder adquisitivo del que hacen alarde personas que no ganan lo que gastan. La ciudadanía debe cooperar con estas investigaciones y denunciar, aunque sea de manera anónima, a los que sospeche, que incurren en el delito de enriquecimiento ilícito. Estas personas no tienen cuentas bancarias abultadas, pero ostentan carros, ropa y joyas más allá de sus posibilidades. Pagan siempre en efectivo y aunque vivan en barrios marginales, sus casas o apartamentos están llenos de lo último en tecnología.

Los criminales le están ganando la partida a la gente decente de este país, por la sencilla razón de que piensan que la vida fuera de la ley te permite vivir poco, pero bien.

Sigamos hablándole a nuestros hijos sobre estos temas, haga su labor ciudadana de denunciar los casos sospechosos y sobre todo escoja mejor a sus gobernantes.