domingo, 3 de abril de 2016

Para los comedores de ostias...

Algunas notas sueltas de hoy domingo...
El alcalde capitalino, nos ha resultado profeta. Algunos distraídos ven su voluntad para quedarse en el municipio, como una renuncia a sus aspiraciones presidenciales. Estoy más que segura que, en lo muy íntimo, sabe que los panameñistas no van para ningún lado y no quiere hundirse en ese Titanic.
Con algo de curiosidad veo, desde la barrera, que el panameño común y silvestre, considera bueno, todo lo que resuelva su problema, sea legal o no. Siendo así, ahora puedo entender por qué a muchos no les importan los contratos directos que benefician a las familias que financiaron la campaña del actual presidente, ni las películas piratas, ni las falsificaciones de diplomas, ni los servicios ilegales. El panameño es inclinado a la ilegalidad como medio de vida, sólo reacciona cuando otro, más vivo, lleva la ilegalidad al nivel de ser competencia.
Somos tan caras duras, que un magistrado confesó ante la faz de la nación, que nombró a un número plural de parientes en el tribunal electoral y mucha gente lo sigue considerando honorable.
Si el hackeo es un medio para ganar elecciones y hay un confeso de haber trabajado a favor de las campañas políticas, de una media docena de presidentes de Latinoamérica, incluyendo a Panamá, no importa! Nadie se va a rasgar las vestiduras, en cuanto les sigan dando un subsidio.
Me deja con algo de asombro el asesinato sistemático, que se planea contra todas las personas que engrosaremos la fila de los jubiliados en los próximos años. Seremos un estorbo económico y una de las formas de deshacerse de nosotros, será no brindarnos ni atención médica adecuada, ni medicamentos de calidad...al final del túnel, sólo seremos números en la estadística.
Me gustan los números y en esa numeración, me gustaría ver que se incauten propiedades a todos los que les deben al seguro social y se ponga preso a más de un millar de gente que ha quebrado para no pagar las cuotas de los empleados.
Hoy domingo, es el día en que una tortuga se baña en agua bendita y mastica un par de ostias.

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